
En el mundo en que vivimos se ha sobrevalorado la inteligencia racional o intelecto, con el consecuente descuido de la parte afectiva. No se ha dado la misma importancia al conocimiento de los sentimientos, emociones y pasiones...
Con razón se dice que "en esencia, todas las emociones son impulsos para actuar"...es de ahí, que en muchas ocasiones, las emociones avasallan el intelecto aplastando la razón.
Es un hecho...y un millón de veces me lo ha dicho mi papá, que personas más estables emocionalmente, son capaces de poner orden en su vida afectiva lo que lleva a tener mejores relaciones interpersonales, productividad en el trabajo, más capacidad de automotivarse y obviamente, más perseverancia en sus objetivos. No obstante, muchas veces se piensa que este equilibrio emocional es cuestión de temperamento y no de esfuerzo personal...pero no!!!...el trabajo sobre sí mismo es mucho mas arduo que cualquier cosa que pudieramos realizar en nuestra vida cotidiana.
Un libro que me hizo leer (vuelvo a referirme a mi querido viejo, que cada vez que lo veo, me impregna de una mentalidad basada en la inteligencia emocional... uff!) y que algo recuerdo, estaba fundado en la introspección, en encausar los pensamientos... en la "Observación de Sí", siendo este medio el más eficaz para lograr el equilibrio emocional.
Ahora bien, sabiendo todo esto, debo confesar que me niego (todavía no sé si conciente o inconcientemente) a la posibilidad de un crecimiento interno que me llevaría a la realización íntegra como persona. A ese desarrollo de aceptación de ciertas emociones que, muchas veces, colocan la gran llamada "Máscara" y encubren sutilmente una faceta de debilidad, angustia o, en resumidas cuentas, de vulnerabilidad...
¿Qué hacer?: ...enfrentarlas
¿Cómo?: quizás, venciendo el miedo a que te conozcan o simplemente, teniendo coraje...
"Nuestras vidas mejoran cuando nos arriesgamos, y el primer y mayor riesgo que debemos tomar es ser honestos con nosotros mismos"
W.Anderson