lunes, 31 de agosto de 2009

tras las grandes máscaras, se ocultan los peores actores...


En el mundo en que vivimos se ha sobrevalorado la inteligencia racional o intelecto, con el consecuente descuido de la parte afectiva. No se ha dado la misma importancia al conocimiento de los sentimientos, emociones y pasiones...

Con razón se dice que "en esencia, todas las emociones son impulsos para actuar"...es de ahí, que en muchas ocasiones, las emociones avasallan el intelecto aplastando la razón.
Es un hecho...y un millón de veces me lo ha dicho mi papá, que personas más estables emocionalmente, son capaces de poner orden en su vida afectiva lo que lleva a tener mejores relaciones interpersonales, productividad en el trabajo, más capacidad de automotivarse y obviamente, más perseverancia en sus objetivos. No obstante, muchas veces se piensa que este equilibrio emocional es cuestión de temperamento y no de esfuerzo personal...pero no!!!...el trabajo sobre sí mismo es mucho mas arduo que cualquier cosa que pudieramos realizar en nuestra vida cotidiana.

Un libro que me hizo leer (vuelvo a referirme a mi querido viejo, que cada vez que lo veo, me impregna de una mentalidad basada en la inteligencia emocional... uff!) y que algo recuerdo, estaba fundado en la introspección, en encausar los pensamientos... en la "Observación de Sí", siendo este medio el más eficaz para lograr el equilibrio emocional.

Ahora bien, sabiendo todo esto, debo confesar que me niego (todavía no sé si conciente o inconcientemente) a la posibilidad de un crecimiento interno que me llevaría a la realización íntegra como persona. A ese desarrollo de aceptación de ciertas emociones que, muchas veces, colocan la gran llamada "Máscara" y encubren sutilmente una faceta de debilidad, angustia o, en resumidas cuentas, de vulnerabilidad...

¿Qué hacer?: ...enfrentarlas
¿Cómo?: quizás, venciendo el miedo a que te conozcan o simplemente, teniendo coraje...

"Nuestras vidas mejoran cuando nos arriesgamos, y el primer y mayor riesgo que debemos tomar es ser honestos con nosotros mismos"
W.Anderson

domingo, 30 de agosto de 2009

por dónde empezamos... ( ? )



No es tan lógico hablar de comenzar por el principio, porque más que mal, a partir de un resultado obtienes conclusiones y llegas al inicio de la cuestión...

Empezaré este blog con un simple y complejo pensamiento que es complicado no expresar ahora: la confusión.
No tengo claro ( ya hay confusión! ) hasta que punto una persona puede ser totalmente fría y calculadora o bien, sentimental y apasionada. Pasan a ser polos que en cierto momento se unen y crean la famosa "confusión".

Muchas veces, lograr entender actitudes y decisiones, pasan a ser un problema que en verdad... es preferible no entender, sólo aceptar. El tiempo es el encargado principal en decirnos si estuvo bien lo que se hizo o, simplemente fue un error... es una cuestión de dejar fluir...
Cometí la equivocación, en varias ocasiones, de tratar en comprender pensamientos que sólo me llevaban a enredarme una eternidad!, sin siquiera analizar el sólo hecho de que por ser personas únicas y distintas, entras en un mundo de ideas confusas-diferentes y sexuadas ( hombre-mujer, vista-oido, querer-pensar ).

La experiencia, claramente, es el medio preciso para convencerte de esta situación, un tanto extraña y complicada, pero que en el tiempo de cada uno, es simple y pura.

Entiendo la opción de algunos, en querer abstraerse de las ideas de quienes los rodean, ser indiferentes... asunto totalmente válido. Sin embargo, si creo necesario tomar en cuenta el por qué de las decisiones, no con el fin de enredarte!, sino para ser más asertivos en las soluciones que se deberían tomar al momento de escuchar una determinación...

Es aquí cuando entra mi gran confusión: las personas.
Me cuesta creer en ellas, pero no puedo evitar confiar cuando ves que valen la pena... una confianza que te lleva a tratar de hacer las cosas bien y, estúpidamente, intentas entender cosas para seguir bien. Caí en el error de lograr justificar decisiones, dar mil vueltas en mi cabeza de situaciones que no entendía y que sólo provocaban más daño, preguntar una y otra vez de algo hablado... pufff!. Cometemos equivocaciones sin intención... o quizás, no son equivocaciones y sólo intenciones que no fueron bien comprendidas.

No creo en la maldad de las personas, pero si en los actos con intención y eso hace una diferencia. La maldad no considera ni respeta... los actos consideran y no respetan. Los últimos poseen una intención que tiene una idea o decisión de por medio que concretan, pero es una determinación fría y calculadora... sentimental y apasionada: una simple mezcla de coeficientes que llegan a un producto confuso que sólo puede entenderse con el tiempo... o no?.