viernes, 5 de marzo de 2010

Sólo Yo: Quiero llorar y DEBO CONTINUAR

Uff...

Uff... Estoy cansada y un poco al borde de una ‘casi’ locura.

Para variar, leer y/o escribir, son herramientas que me traen los cables a tierra cuando más lo necesito.

En estos últimos días, mis reflexiones han ido abocadas a sucesos (en lo absoluto extraños) que han sacudido a mi país, a mi gente… a energías que toman sentido y forma al existir vulnerabilidad. De la misma manera, los movimientos naturales de atracción, comienzan a vestir almas en cuerpos que desconozco a simple vista, pero que en verdad, son energías que se han unido a mi (y yo a ellos) en un engranaje perfecto de circunstancias.

No me complica ser ilógica para todos o que sólo algunos puedan comprenderme, puesto que (como siempre he dicho) en UNO esta el conocimiento verdadero que por libre albedrío desea aceptar y reflexionar. Con esto voy al hecho de que innumerables emociones han surgido desde los rincones más oscuros y nebulosos, para orientar esta cabecita aún disparada de preguntas sin muchas respuestas aún.

He comprendido, con el paso del tiempo, que he debido saber esperar y observar, dar y no preguntar, respirar y volver a respirar…

He debido soportar (sin ánimos de víctimizar) procesos 'mágicos' e inexplicables para el común de la gente, entendiendo desde niña que las fantasías de algunos, eran mi realidad. He recorrido experiencias notables y crudas, con propósitos definidos y siempre PARA UN BIEN MAYOR. No me extraña en absoluto que lo ‘rara’, como fui tildada en mi infancia por algunos adultos, tiene relación con la forma de entendimiento de las situaciones a tan corta edad, justificando, racional y espiritualmente, los acontecimientos que emergían a mi alrededor: les daba un sentido de justicia, verdad y causalidad a las cosas.

TODO ES PARA ALGO, SIN EXISTENCIA DE LAS COINCIDENCIAS.

Estas palabras ustedes no las leen por sólo curiosidad, puesto que mi forma de escribir te da dos opciones: te aburre o reflexionas.

Si llegaste hasta aquí, es porque en verdad (ahora), quieres saber en que continúa la (MI) historia y por ende, alojar en tus pensamientos que el margen de error se anula en esta vida y que mis palabras, pueden guiarte un poco más…

En mi adolescencia, atenté contra las voluntades superiores que tanto me acompañaron… OPTÉ POR LA ELECCIÓN MÁS FÁCIL que era la de no soportar ningún ‘desafío espiritual’ y negar de visiones que eran MI YO. Viví, a real fuerza, lo que es SENTIR MIEDO Y SOLEDAD. Experimenté momentos que, todavía al recordarlos, me causan temor. No obstante, cada paso que daba, sabía que tenía su efecto y por ello, su causalidad. El tiempo pasó y todo volvió… pero de distinta manera. Todo fue PARA MEJOR.

Los cambios comenzaron desde que tengo uso de razón, siendo una de las batallas más complicadas la que estamos atravesando ahora. Hablo de batalla, puesto que estoy frente a un abismo de energías que gritan dañar, distorsionar y no permitir evolucionar.

...

Dentro de mi defectos y cualidades, tengo un pequeño talento de escribir y redactar… pensar y expresar, tratar al menos, de manifestar problemáticas y posibles soluciones, pero ahora te digo: Quiero llorar. Me siento 'sola', pero a la vez pregunto si alguien me comprende. Cuestiono si existe quien pueda tenderme una mano y recorra los sentimientos que vivo. No hablo de una soledad de pareja, hablo del ser solitario por condiciones que se me han impuesto… hablo de tener una mente tan intrincada para unos y más sabia para otros.

Me encantaría sentirme más parte del resto y olvidar un poco la carga que llevo… porque quiero llorar y no puedo. Olvidé hace cuánto tiempo hice la armadura más poco vulnerable que hay… y la más dañina también. Si no fuera por ella, estaría con una carga insoportable e incomprensible. Debo mantener la mente limpia y sin miedos. Ahora es cuando menos debo ceder a una debilidad que me hará caer… pero… y si existe alguien que tome estas líneas con real magnitud y sea el apoyo que necesito, ¿Podrá ser?.

A veces siento mucho miedo.

A veces recurro a la imagen más bella para evitar temores.

A veces ignoro las realidades para encerrarme en una burbuja y meditar… un poco.

A veces, siento, respiro y continuo, pues PARA algo estoy aquí.

2 comentarios:

  1. No sabes hasta qué punto me identifico, comprendo y siento tus palabras. Innumerables veces he pasado por períodos en qué me he preguntado a mí mismo por qué no soy "normal". Los normales no sufren, me decía; los normales logran ser felices sin cuestionarse nada.
    Pero a medida que tomo distancia en el tiempo (como comentábamos ayer respecto del terremoto) me doy cuenta que incluso el sufrimiento por el que uno pasa al cuestionarse, al enfrentarse a esas fuerzas dañinas que se nos interponen y que no son más que desafías, al atreverse a enfrentar los retos espirituales que se ponen en nuestros caminos; en fin, al pasar por toda esta cadena de sucesos que parecen no tener sentido, todo termina encajando. Como todo en la vida ese sufrimiento no es azaroso y nos deja algo que es invaluable para vivir de verdad la vida: aprendizaje.
    Llevo en mi alma millones de cicatrices, pero trato de no recordar esas batallas con dolor, sino con orgullo. Cada una de esas cicatrices es el símbolo de un aprendizaje que otros que prefieren seguir la corriente y perderse en la marea no tienen.
    Hemos crecido, Ximena, hemos crecido. Y ese es un valor que jamás se alcanza por el camino fácil. ¿Llorar? Llorar es parte del proceso, porque si bien el sufrimiento implica aprendizaje, no debemos olvidar tampoco que sí sufrimos, la idea no es convertirse en un temerario, sino en un sabio que sabe cuándo luchar y sabe cuándo no hacerlo. Y ese discernir es otra virtud que pocos aspiramos a alcanzar.
    La soledad duele, es cierto (sólo echa un vistazo a mi blog), pero la soledad nos permite conocernos a nosotros mismos. Y llegada la hora, se presentan enfrente nuestro esos "alguienes" puestos ahí para entrar en el sistema de nuestra vida en el mundo, y los podemos identificar. Sentimos ese "insight", ese escalofrío que nos dice que algo es distinto, que alguien ha entrado a nuestro círculo. Y esas son las que se llaman verdaderas amistades: las que van en serio, las que unen a personas íntegras que han vivido en la soledad para crecer y comprenderse a ellas mismas, y que llegado el momento preciso aparecen ahí y empiezan a completar el rompecabezas de nuestras vidas. Al final todos los sufrimientos significan una sola cosa: felicidad, una felicidad a porrazos que es mejor que cualquier felicidad banal que nos pueda dar el mundo terrenal.
    Deja fluir tus lágrimas, porque también encajan en este esquema, pero recuerda siempre que hay cambios. Hay cambios que te esperan a la vuelta de la esquina, hechos especialmente para ayudarte a crecer y que todo tome sentido.
    Lamento haberme extendido, pero es una humana palabra de aliento, un exhorto a que continúes, un grito de apoyo, un grito de amistad.
    Saludos!

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