jueves, 23 de septiembre de 2010

Es, simplemente es...


Ayer fue un día que empezó con dolor y terminó en la dicha de la buena compañía de mi 'bro'.

A veces, lo inesperado suscita acontecimientos necesarios y saludables para salir de la rutina y practicar los pensamientos en agradables pláticas de la vida. Por ende, me es casi inevitable mencionarles una frase del maestro Ignacio y que me ha dado vueltas en mi cabeza sin descanso: 'La vida es lo bueno y también lo malo, y esa ambivalencia es lo que la hace tan putamente hermosa'.

Esos polos, son los que me hacen analizar situaciones y llevarlas a un plano tan mundano como sea posible. Cada emoción, pensamiento o estado de la mente, posee una intensidad y movimiento de oscilación. Según principios herméticos, el negativo precede al positivo. Sin embargo, en ninguna circunstancia, significa que haya que 'pagar' por el buen vivir. Por el contrario, 'el placer es la oscilación rítmica' originada por un grado de dolor previo, en la vida actual o anteriores. Esto habla de un equilibrio de la balanza... si se posee una cosa, falta otra. Todo tiene sus agradables y desagradables, lo negro y lo blanco. Es decir, el ser humano es capaz tanto de gozar como de sufrir, siendo estos polos equilibrados por un principio de compensación que actúa por vidas enteras satisfaciendo, continuamente, una equidad de las problemáticas en la sucesión del tiempo.

Si pienso aún más, podemos deducir que todo comienza a tener una razón de ser... perfecta. Hasta la tristeza más desconsoladora tiene su origen y fundamento, existiendo irrefutablemente el otro punto de oscilación del péndulo que puede sacarnos la sonrisa que tanto deseamos. Por desgracia, muchos de nosotros caemos (sin mayor condena) en un círculo vicioso de un buen momento a otro diametralmente opuesto, entendiendo que el poder de la mente (pensamientos y emociones llevados a palabras y acciones) es capaz de neutralizar en nosotros dicho estado negativo y hacer que el movimiento de la 'ola' no nos arrastre hasta un oscuro pasar. En otros términos y simplificando lo anterior, citaré:
'Estamos en un río; Sabemos los 'tiempos' donde los caudales aumentan y el clima es un condicionante; Entendemos que estando inmersos, el destino es único... un camino y un sin fin de hechos acuáticos que ocurren a cada instante. Sin embargo, en esa travesía ineludible, existen esas ramas, hojas y/o lienzas que se esconden en las orillas de estas rutas, aquellas que 'permanecen en el movimiento' atentas para ser agarradas por alguien. Ese 'alguien', es capaz de detenerse, respirar, observar y analizar posibles rutas laterales para una llegada a un próximo destino. Esta persona, es capaz de neutralizar procesos sin detener el movimiento, surgiendo huellas tangibles a seguir sin un descontrol: Se dirige junto con la corriente, pero sumergida en una alternativa esperanzadora y revitalizante que permite continuar sin mirar atrás.'

Creo que cada vez se deben hacer estos pensamientos y recordatorios más parte de mi vida y de quienes leen estas líneas. No son disparates o estupideces. Por el contrario, son más fuertes y reales de lo que se imagina. Es lo que pasa, exactamente igual, con lo que se piensa y expresa. Existe un efecto de causa inmediato que repercute en nuestro alrededor. Los hechos, son el resultado de un pensamiento y sus consecuencias son el producto que DEBE SER, de acuerdo a lo que uno pide y/o desea. No hay cuestionamientos en ello, más allá de que ese resultado nos sea agradable o no.
Los efectos SON, y simplemente así es. TODO ES, porque así hemos querido.

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